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La noche estaba entradita tanto aquí como al otro
lado del océano, se acercaba la traca final y se ultimaban las
apuestas. Entonces saltó la liebre, Halle Berry era el nombre
de la ganadora del Óscar a la Mejor Actriz Principal, y la chiquilla
(ya no tanto) se convertía en la primera afroamericana en conserguirlo.
Demasiado para una sola noche, y quizás demasiado premio a una
carrera que ha estado marcada más por la televisión, las pasarelas,
los concursos de belleza y los papeles secundarios.
 Su
fama y su popularidad comenzaron a crecer gracias a los concursos
de belleza en los que desde 1985 empezó a cosechar triunfos. Desde
entonces hasta hoy ya ha llovido y el camino, ni mucho menos,
ha estado repleto de pétalos de rosa. La prensa siempre se ha
hecho eco de los aspectos más traumáticos de su vida. En su infancia
parece ser que la existencia de esta chica de Cleveland (nació
allí un catorce de Agosto en 1968) era muy contraria de lo que
cabría imaginar: los chicos la daban de lado en general por el
color de su piel y las chicas tampoco la estimaban en demasía
debido a su belleza. Además, su padre abandonó a Halle, a su hermana
y a su madre cuando la actriz solamente tenía cuatro años. Siendo
más crecidita, las revistas se ocuparían de sus líos amorosos;
primero contrajo matrimonio con Atlanta Braves en 1993, acuerdo
que romperían en 1997. Después, el elegido fue Eric Benét. Pero
más allá de este repertorio de cotilleos rosas y de sus dotes
como modelo y chica de anuncio televisivo, Halle Berry ha ido
urdiendo paso a paso una modesta carrera que, ni siquiera hoy,
con un Óscar entre sus manos, se antoja excepcional.
Sus trabajo comenzaron, como el de tantas otras,
en la pequeña pantalla. Las series "Living Dolls" y
"Knots Landing" fueron su trampolín para ir alcanzando
cada vez más popularidad en su país. Poco después, el cine llamó
a su puerta y la pudimos ver en Strictly Business y en
El último boy scout. Pero su primera aparición relevante
la encontramos en Jungle Fever de Spike Lee, donde interpretó
a una drogadicta. Luego fue compaginando la televisión con otros
papeles en filmes como Boomerang, Lobos universitarios,
El enemigo público Nº 1... mi padre, Losing Isaiah o
Los Picapiedra en 1994. Por tanto, y echando un vistazo
a este puñado de títulos, su carrera estaba aún por despegar.
Según la década de los noventa llegaba a su fin,
la actriz afroamericana fue ganando fama, algo que no terminaba
por traducirse en grandes papeles. La televisión y el cine volvieron
a entrecruzarse (para la gran pantalla hizo Executive Decision,
Girl 6 o B.A.P.S. entre otros títulos), hasta que
el telefilm Introducing Dorothy Dandridge la encumbró en
su país. Esta cinta narra la biografía de Carmen Jones, que murió
en los años sesenta. Otro dato de la relevancia de este título
en su carrera es que la propia Halle Berry fue también productora
ejecutiva.
El último capítulo de su historia está aún por
escribir; quizás haya llegado demasiado lejos con los poco que
ha hecho, pero está en una situación inmejorable (después de la
ingente cantidad de lágrimas que soltó y de su discurso en la
Ceremonia de los Óscar) para llegar donde se proponga, aptitudes
no le faltan y ahora sí parece que los grandes papeles llamarán
a su puerta.
Y es que el último trampolín en su corta trayectoria
lo dio con X-Men (2000), donde se enfundó el traje de Tormenta
y obtuvo legiones de fans, y con Operación Swordfish
(2001), en la que su desnudo parcial también parece haberle
creado muchos adeptos. Ahora nos llega con Monster´s Ball, en
el papel por el que arrebató el Óscar a las demás aspirantes.
No olviden este nombre porque desde aquí la encontraremos en filmes
cada vez más importantes. De momento, prepara Muere otro día
(lo último de James Bond) haciendo de villana, y la secuela de
X-Men.
Su reconocimiento quizás se antoja temprano, pero
poco a poco será ella misma la que desvele las incógnitas que
han surgido en torno a su futuro.
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