Al
final, en contra de lo que durante muchos días se había especulado,
no fue Traffic de Steven Soderbergh la ganadora de la 51º
edición del Festival de Berlín. La película vencedora, contra
todo pronóstico, fue Intimidad del realizador francés Patrice
Chereau; filme que además consiguió el Angel Azul a la mejor película
europea y el Oso de Plata a la mejor interpretación femenina para
su protagonista Kerry Fox.
Intimidad es una apuesta por el naturalismo,
en la línea de otras películas francesas que nos han sorprendido
(y hasta escandalizado) en los últimos tiempos. Aunque menos gratuita
que Follame de Virginie Despentes y Coralie Trinh Thi o
Romance X de Catherine Breillat, el filme de Chereau apuesta
fuerte por mostrar de forma directa la relación sexual de una
pareja que se cita cada miércoles y que se empeñan en mantener
su vida personal al margen de estos encuentros. Un argumento similar,
aunque un desarrollo muy distinto, al propuesto hace algunos meses
por Frederic Fonteyne en el filme Una relación privada
y en la línea también de lo que hiciera Bertolucci en 1973 con
El último tango en París.
Sin duda la gran perjudicada del triunfo de Chereau
ha sido Traffic. La película de Soderbergh, que se perfilaba
como la gran favorita, se ha tenido que contentar con un merecido
galardón para Benicio del Toro como mejor actor. El premio a la
mejor dirección recayó en el chino Lin-Chan Seng por su filme
sobre la delincuencia juvenil Betelnut Beauty.
La gran sorpresa la dio la primera chica Dogma.
La danesa Lorne Scherfing se alzó con el premio del jurado por
su opera prima Italiano para principiantes, un galardón
que ratifica la simpatía que se siente en la Berlinale hacia el
movimiento cinematográfico danés. Por otro lado, el Gran Premio
del Jurado fue para Wang Xiaoshuai por su trabajo en Beijing
Bicycle, un drama urbano ambientado en la China actual.
Buena acogida para Garci
La representación española en Berlín corrió
a cargo de José Luis Garci, que presentó a competición su filme
You are the One. La cinta española consiguió un galardón
a la mejor contribución individual para Raúl Pérez Cubero, encargado
de la fotografía en blanco y negro de la película. La cinta tuvo
buenas críticas y el público la acogió cálidamente.
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